Lima, 17 de agosto de
2015
Querido Lázaro:
Sé que estás en busca de un amo, ya
que, aquel clérigo te dejó. Por lo que narraste, no tuviste una opinión muy
buena, acerca de ellos, por ello, desearía saber con mayor precisión acerca de
tus experiencias con el clérigo y el ciego. Ya que, puedo tener un concepto
diferente al tuyo, por eso, te pido que leas mi carta.
Para empezar, quisiera hablar
sobre tu primer amo: el ciego. Como mencionaste, es una persona mezquina y
avarienta. Te prometió bienestar y cuidado, pero al parecer solo le importaba
el dinero. También, observé un maltrato físico, en el cual, fuiste golpeado
incontable veces de tal magnitud, que hubo una ocasión donde te golpeó con un jarrón
y te estropearon los dientes “el porrazo
de tal magnitud que de los pedazos de tiesto no pocos me rompieron el rostro
por varios sitios”. Tuviste mala suerte al encontrarlo, y no solo era un
ciego cualquiera, sino uno muy sabio, con un gran razonamiento, que era difícil
de engañar. Varias veces trataste de engañarlo o tenderle una trampa, pero
siempre terminaba descubriéndolo.
Por otro lado, quiero que sepas
lo que pienso acerca de tu segundo amo. Quiero, decir que este era muy egoísta,
a comparación del ciego. Porque, tenía bastante comida y nunca te ofreció nada.
Te volviste a encontrar con un mal amo y peor, porque me pareció indignante lo
que hizo contigo, además, me saca fuera de contexto, que siendo un clérigo,
hombre de grandes valores e ilustrado, sea todo lo contrario, fue un poco
incongruente. Demostraste astucia para conseguir comida, pero, robar no es lo
correcto Lázaro, entiendo que morías de hambre, pero podrías haber tomado otras
acciones. Me hizo enfadar, cuando no te dio de comer por varios días, y
quedaste inconsciente. Para variar, aquel ruin decidió dejarte. Por lo que dijo “Lázaro, desde hoy eres tuyo y no mío. Busca otro amo y vete con Dios,
que yo no quiero tener en mi compañía servidor tan diligente.” Al menos, no
te castigo y dejó que te recuperaras.
Al comienzo, cuando leí tu
historia, pensé que iba ser aburrida y sin sentido, pero la forma en que resumías
tus experiencias y acciones, me pareció interesante. Quiero decirte, que siento
lastima por ti, no me imaginaria la reacción de tu madre, al haberte dejado con
aquellos amos. Tus experiencias y acciones, me hacían reflexionar y darme una
idea, sobre cómo era la sociedad, en aquella época, también, sobre cómo podía actuar
yo, en tu lugar.
Saludos,
André