viernes, 11 de septiembre de 2015

Edgar Allan Poe: La semana de tres domingos - Carta 2

Querido Bobby,

Le quiero escribir esta carta para contarle mi postura acerca de su anécdota inimaginable e increíble. Primero, quiero mencionar que la actitud y la decisión que tomó fueron correctas, ya que, mostró perseverancia y empeño, en querer aceptar y conseguir la condición de su tío abuelo Rumgudgeon, para lograr casarse con su sobrina, Kate.

Déjeme decirle que conseguir el consentimiento de su tío, no fue nada fácil. Es más, usted no tenía la valentía de expresar tus emociones frente a su tío. “--¡Viejo salvaje, bruto testarudo, obstinado, roñoso, desabrido, anticuado, trasnochado! –le dije una tarde (fantaseando) a mi tío abuelo (…)” Pero, fue muy inteligente y de gran ayuda, no hacerlo, porque después noté que su objetivo era casarse con Kate, y por ende, dar una mala impresión no sería lo adecuado y lo perjudicaría. “—Querido tío – dije (…) acercándome con mi mejor sonrisa--, has sido siempre tan bueno y tan considerado, y has demostrado tu benevolencia de tantas, tantísimas formas (…)” Sin embargo, no tuviste tanta suerte cuando su tío, le propuso una condición, que sonaba imposible “(…) os casareis exactamente… exactamente, ¡atiende bien!,  ¡cuando haya tres domingos seguidos en una semana!” Cuando escuche a su tío decir eso, me quede impactado, lo cual, no podría entender lo que exactamente usted sintió; me pareció muy malévolo la acción que tomó su tío.

Por otra parte, tuvo suerte de tener a una novia como a Kate, quien lo ayudó y en realidad, los dos se amaban, y por ello, decidieron hacerlo lo posible para casarse. “En Kate, sin embargo, tenía a una amiga fiel, y lo sabía. Era una buena chica y me dijo con dulzura que sería mía (con dinero incluido) siempre que pudiera conseguir el consentimiento de mi tío (…)”  Sé que fue duro para ustedes aceptar y afrontar la condición que propuso su tío, de tal forma, que les hizo perder la esperanza, no obstante, siguieron luchando y trataban de muchas formas para convencerlo.

Además, tuvieron suerte porque se las ingeniaron para tener el consentimiento de su tío. Y déjeme decirle, que fue muy astuto por parte de usted y su prometida, pues, hallaron el punto débil de su tío, el cual era que, él es un hombre de palabra. Por lo tanto, si hallaban la manera de que otras personas afirmaran que hubo tres domingos en una semana, él lo aceptaría sin ningún pero.

Aparte, por lo que entendí, su plan consistió en que, Kate tenía dos contactos de militares marinos, quienes iban a visitar un 10 de octubre, y cada uno de ellos, estaban navegando en diferentes direcciones, por lo que, los cambios de horas variarían. “(…) dos caballeros que tras un año de ausencia acaban de llegar ambos a las costas de Inglaterra de un viaje al extranjero.”  Usando hábilmente estos datos, en la reunión trataron de introducir un tema acerca de los viajes, por consiguiente, uno de ellos (capitán Pratt) mencionó que mañana es domingo, pero, para ustedes ese mismo 10 de octubre era un domingo, y para el capitán Smitherton, un día anterior lo fue. Entonces, como ya habían mencionado acerca de ello, hicieron (todos) entrar en razón al tío abuelo Rumgudgeon, para que entiendo que hubo tres domingos en una semana. Por ende, el tío mencionó que, “(…) es un castigo, como has dicho. Pero soy hombre de palabra, ¡Tenedlo en cuenta! Sera tuya, hijo (con dinero y todo) cuando quieras.”

Finalmente deseo agradecerle por leer esta carta. Pude notar que usted, es un hombre perseverante y firme, después de haber afrontado esta situación.
Atentamente,
André 

Edgar Allan Poe: El Retrato Oval - Carta 1

Querido pintor,

Cuando observé por primera vez  su retrato, quedé asombrado de aquella maravilla de arte; pensando y reflexionando sobre lo que mis ojos vieron, contemplando por horas tuve la intención de encontrar y buscar la historia, de su retrato, por ello, acudí al libro que analizaba los cuadros y sus historias. Desde que empecé a leer su historia, pude notar ciertas características que me llamó la atención, generándome confusiones y cuestionamientos, que desearía resolver, por ello, le escribo esta carta, para poder tener un mejor concepto de su historia y las acciones que se ejecutaron en ella.

Al principio de la historia, supuse que la hermosa mujer retratada, tuvo una muy cercana relación con usted. “Ella una doncella de la belleza más singular y tan encantadora como alegre…. Conoció y amó al pintor y se casó con él.” También, pensando que ella siendo una dama tan encantadora, lo sería todo para usted, pero, noté que usted tenía una gran pasión por el arte “…apasionado, estudioso, austero, y que ya tenía una esposa en su Arte.” Esto lo evidencié, cuando miré detalladamente el cuidado del pincelado en el rostro de su esposa. Además, su dedicación que prolongaba hora tras hora y día tras día, lo motivó a continuar produciendo.

Por otro lado, su esposa nunca tuvo un interés por el arte; por ello, cabe preguntar ¿Alguna vez, le preguntó a su esposa, acerca de sus gustos? ¿Le preguntó, si le gustaba el arte? Porque, en la historia del retrato mencionaron, que solo detestaba el Arte, “que era su rival, solo temía la paleta, los pinceles y demás instrumentos hostiles que la privaban del rostro del amado”. Por ello, tuvo suerte en tener un cónyuge, quien por su carácter la llevo a tomar la peor decisión de su vida. Cuando veía como la retrataba con gran alegría, no podía dejar de pensar en cómo se sentía ella. Usted, prácticamente la encerró y la aisló, por muchos días. “Más era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente largas semanas, en la sombría y alta habitación dela torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso."  Desde ahí, pude reconocer su gran pasión por el arte, pero, aquella obsesión lo llevó hasta un extremo, a tal punto que influyó en su esposa  hasta perjudicarla. Esto lo convierte en una persona egocéntrica, asimismo, me hace ver que usted era un maniático por la pintura. Mientras pintaba su retrato, su mujer estaba sufriendo y tuvo que morir para que usted, recién pudiese notarlo. “! Es en verdad la Vida misma! Se volvió de pronto a mirar a su amada. ¡Estaba muerta!”

Por otro lado, quiero rescatar la belleza de su retrato. La belleza de su mujer se complementaba con la calidad del cuadro. Su vida quedó en ese retrato, pues se sacrificó por ella, porque lo culminaron hasta morir. Pues, al entrar al castillo y observar su cuadro, me dejó anonadado; nunca pensé que detrás de una belleza, existe una historia terrorífica.
Finalmente, quiero agradecerle por leer esta carta. Espero que lo considere para su próxima obra de arte y, que pueda tener su concepto o versión en los hechos que ocurrieron en su historia. Me sorprende la pasión que le puso a ese retrato oval, asimismo, su gran talento por la pintura.
Atentamente,

El hombre herido